jueves, 31 de diciembre de 2020

 

Año viejo, Año nuevo

por Un alma para el mundo

 

Año Viejo y Año Nuevo

 

 Cuando sonaron las doce en el reloj de la puerta del sol para toda España, se oyó, como siempre, un clamor, un grito de alegría. Parecía que se nos había abierto el cielo y sonaran las trompetas de una humanidad nueva. Con las uvas en la boca no podíamos ni siquiera decir felicidad. Y hubo abrazos, cantos, champan, gritos, llamadas de móvil… Parecía que habíamos descubierto un nuevo mundo después de una larga travesía por el proceloso mar de la pequeña historia de 365 días, de doce hojas de almanaque, de dolores pasados, de promesas incumplidas, de proyectos fallidos. Pero un nuevo año se nos regala, y lo recibimos con un entusiasmo frenético.

La revista “Sapos y princesas” nos ofrece una serie de frases ingeniosas para recibir el nuevo año:

  • Ojalá tus problemas duren lo mismo que tus propósitos de Año Nuevo.
  • Felicidad + Cientos de risas y sonrisas. Esa es la suma de factores que deseo para tu familia y para ti en este nuevo año.
  • Te deseo un nuevo año 2021 matemático: suma todo tipo de placeres, resta cualquier tipo de dolor, multiplica por mil la felicidad y divide el amor entre todos tus seres queridos. ¡Feliz Año!
  • Que este año encuentres felicidad, salud, amor, dinero, paz y aquello que necesites. Y todo lo que no encuentres, ¡búscalo en Google!
  • Cuando un sueño se cumple, un pequeño duende esboza una sonrisa. Este próximo 2021 los duendes no dejarán de sonreír.
  • Doce meses, cuatro estaciones, un corazón alegre y unos ojos soñadores. ¡Feliz Año Nuevo!
  • Mi meta para el 2021 es cumplir los objetivos del 2020 que debería haberlos cumplido en 2019.
  • Hoy han llegado a mi casa 5 amigos y les he dicho que también pasen por la tuya. Mis amigos son: el Trabajo, la Amistad, la Felicidad, el Amor y la Salud. ¡Trátalos bien que van de mi parte!
  • Te deseo 12 meses de prosperidad, 52 semanas de alegría y 365 días de éxito.
  • El año nuevo es un libro de 365 páginas en blanco. Haz de cada día una obra maestra, utiliza todos los colores de la vida y sonríe a medida que escribes.
  • ¿Sientes que alguien te está apretando muy fuerte? Tranquilo, acabas de recibir un gran abrazo a distancia. ¡Te deseo lo mejor para este nuevo año que entra!
  • Esta noche solo te pido una cosa. Mira hacia el cielo y cuenta todas las estrellas que hay en él. ¡Esos son todos los buenos deseos que te mando yo para este próximo año! ¡Feliz 2021 y deja de contar!

La imaginación no tiene límites, pero ninguna frase ha mencionado a Dios. Es el gran excluido de nuestros deseos, de la buena voluntad del mundo, y ya no parece contar para la gran mayoría la necesidad de la Gracia de Dios. Y, ¿eso qué es?, se preguntan muchos. Lo que tú y yo necesitamos para aspirar a lo mejor como seres humanos con alma.

 

      Es bonito y poético mirar a las estrellas, pero intenta ir más allá de ellas. ¿Más allá? Si, más allá. Vete al origen y meta de tu vida, y planea tu nuevo año como una carrera de obstáculos que hay que superar. ¿Cómo? Con la Gracia de Dios y tu propia gracia. Empieza este ultimo día a dar gracias a Dios y pedir su ayuda. Rézale a Santa María, dile: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros… El papa Francisco nos ha regalado para 2021 un año de San José y de la Sagrada Familia. Yo pido para todos mis lectores que Dios os conceda contemplar y disfrutar de la Belleza de la Familia. Precisamente con este título he publicado mi último libro. Espero que lo podáis leer y meditar.

¡Feliz Año Nuevo para todos!

Juan.garcíainza@gmail.com

 

lunes, 16 de noviembre de 2020

 

De ingeniera militar en Kósovo a monja en Salamanca: el ejemplo de Santa Mónica le hizo pensar

De ingeniera militar en Kósovo a monja en Salamanca: el ejemplo de Santa Mónica le hizo pensar
La hermana clarisa Matilde de Luis fue ingeniero militar en Kósovo y en las inundaciones del Vendrell... varios signos la confirmaron en la vida de clausura

ReL

En octubre de 2006, una joven de 27 años vestida de militar, y no de novia como es tradicional, celebraba su toma de hábito como clarisa en Salamanca, en el monasterio de la Purísima Concepción de las Franciscas Descalzas. "Era a lo que yo renunciaba por responder a la llamada y me costaba horrores dejar mi vida de soldado. Renuncié a todo por Él", recuerda esta mujer, Matilde de Luis.

Pasados 15 años de clausura, y siendo cocinera del convento, está contenta por su "sí" a Dios: se ha volcado en manejar el arma más poderosa y benigna, más fuerte que los ejércitos del mundo, que es la oración.

Lo aprendió siendo ingeniera militar atrincherada en Kósovo, leyendo a San Agustín, el joven que se convirtió por las lágrimas y la oración constante de su madre, Santa Mónica.

matilde_militar

Matilde, a la derecha, con compañeras militares

"Rezamos cada día por todas las personas que sufren. Yo amo a las personas, de ellas no nos separa una reja, pues todos están en mis oraciones y están en mi corazón. Los que no nos conocen piensan que es algo frío y distante, pero yo estoy aquí por cada uno de vosotros", explica esta religiosa de clausura que ha visto mundo.

Militar para cambiar el mundo

Matilde ha contado su historia vocacional en Salamanca RTV Al Día.

Ella fue la primera mujer en la Compañía de Puentes del Regimiento de Ingenieros REI -11 de Salamanca, a la que se incorporó en diciembre de 1999. Pudo participar -y recuerda con emoción- en las tareas de ayuda en las inundaciones de El Vendrell, en Cataluña, en el año 2000. Después, en 2002, estuvo destinada durante 6 meses a la misión de paz en Kósovo, una región ex-yugoslava devastada por la guerra civil.

matilde-camion

“Deseaba ir para poder ayudar. Mi sorpresa fue que no iba a tener contacto con la gente de allí, sino a una misión más oculta, como operadora de transmisiones. Me pasaba más de 16 horas, día sí, día no, en una sala, la cual los compañeros que antes habían estado, llamaban 'el zulo', porque era de dimensiones bastante reducidas, de guardia, pegada al teléfono, con todas las medidas de seguridad alrededor. Éramos conscientes de que en cualquier momento nos podían atacar", recuerda.

Allí atrincherada pudo pensar. Siempre había tenido fe, su familia siempre fue muy creyente y participaba en una comunidad neocatecumenal en Salamanca.

Allí, en Kósovo, entendió que ella quería cambiar el mundo participando en esas misiones militares, pero eso requería cambiar a las personas... y comprendió que antes tenía que cambiar ella. "Empecé a mirar más que nunca a mi interior y así fue como para mí se transformó todo, me encontré con Dios y conmigo misma", explica.

El poder de la oración con el ejemplo de Santa Mónica

Su fe se intensificó esos meses cuando descubrió el poder de la oración, leyendo un clásico del siglo IV, las Confesiones, de San Agustín, que le había enviado su madre. Veía que lo que transformó la vida de Agustín fue la oración constante y el llanto de su madre, Santa Mónica. Veía que la oración era poderosa.

Notaba también que la oración actuaba en su día a día. Por ejemplo, sabía y sentía que rezaban por ella niños y hermanos de su comunidad del Camino Neocatecumenal en la Parroquia Cristo Rey, en el Barrio Vidal de Salamanca.

Siguió pensando en todo esto a su vuelta a Castilla, y dos años después cambió las armas por la vida contemplativa. Llevaba en realidad dos años sintiendo esa llamada y demorándola con excusas.

“Estoy segura de que yo no tomé la decisión, la tomó Dios por mí, no entendía por qué Dios había elegido para mí la clausura cuando era algo que yo siempre rechazaba, además era feliz en el Ejército, pero quería hacer la voluntad de Dios, "sabía que sólo así encontraría la verdadera felicidad”, recuerda.

Las palabras de dos Papas y un encuentro neocatecumenal

A Matilde le iluminaron mucho dos frases insistentes de los Papas: “No tengáis miedo, abrid las puertas a Cristo”, decía Juan Pablo II; “Dios no quita nada, lo da todo”, decía Benedicto XVI. Resonaban en su interior.

En un encuentro internacional neocatecumenal en Ámsterdam, con Kiko Argüello, iniciador del Camino, dio el paso y anunció públicamente que ingresaría en la clausura.

Su familia al principio quedó algo confusa, pero luego todos la apoyaron cuando ingresó con 26 años, en 2005, en el Monasterio de la Purísima Concepción de las Clarisas ‘Franciscas Descalzas’ de Salamanca. El 1 de Octubre de 2006, en su toma de hábito, fue cuando en vez de ponerse su traje de novia se puso su traje militar: era eso a lo que renunciaba.

matilde_toma_habitos

La cocinera del convento

Lleva 15 años en el convento y está contenta. “Soy la dueña de los estómagos de mis hermanas”, afirma entre risas, puesto que es la cocinera del convento.

Son una comunidad de 10 religiosas, y ella es la más joven, con 41 años, aunque cuentan con una aspirante que tiene 26.

“Para mí, la clausura es el corazón de la Iglesia, es el lugar donde vivo mi intimidad con Dios", explica.

La pandemia del coronavirus no ha sido para las religiosas algo lejano. "Desde aquí hemos sufrido mucho con esta pandemia porque se notaba la ausencia de voces de los niños, y palpaba desde cada ventana un sufrimiento. Esta pandemia nos está haciendo más humanos, y ojalá sirva para que más seres humanos apuesten por Dios, no como un amuleto, sino como un refugio que siempre está y donde todo tiene sentido. Ha habido un momento hermoso, en medio de tan durísimo sufrimiento en el que ha latido el corazón de España, sólo había un latido que era amar y desde aquí lo celebramos", afirma.

El futuro inmediato lo ve claro: "seguiremos acompañando con nuestra oración y nuestro corazón, y diariamente rezamos por todos aquellos seres queridos fallecidos durante este tiempo víctimas del Coronavirus u otras causas, y por todos sus familiares pero con un gran consuelo y una gran esperanza”.